Los ejércitos cristianos celebrando la huída de las tropas del califa almohade
El califa almohade Muhammad an-Nasir, también conocido como Miramamolín, ordenó a sus tropas la retirada en la ya célebre batalla de Úbeda o de Las Navas de Tolosa, para a continuación emprender la huida hacia Jaén, con el fin de salvar la vida de su propia persona. Tras la retirada almohade, el ejército cristiano ha emprendido una persecución hasta la caída del sol, lo que le ha servido para tomar un ingente botín de guerra.
Esta situación ha sido propiciada por el éxito en el campo de batalla del ejército de la alianza formada por los reyes de Castilla, Aragón y Navarra, además de las Órdenes militares, si bien inferiores en número, más motivadas que las del califa. En esta motivación ha jugado un papel esencial la llamada a la cruzada por parte del papa Inocencio III, que entre otras cosas, ha provocado la adhesión de numerosos entusiastas voluntarios franceses, occitanos, leoneses y portugueses. No obstante, la iniciativa de la batalla la ha llevado el rey Alfonso VIII de Castilla, viendo amenazada la ciudad de Toledo tras la caída del castillo de Salvatierra y, sobre todo, deseoso de venganza tras la derrota de Alarcos de 1195.
Aún es pronto para llegar a conclusiones sobre las posibles consecuencias de esta dramática derrota para el Imperio almohade, pero todos los expertos apuntan a que podría suponer el principio del fin del predominio peninsular almohade y el afianzamiento de la reconquista por parte de los reinos cristianos.
Los cristianos os estáis haciendo muchas ilusiones, pero como estiren la pata alguno de los reyes cristianos (que no les queda mucho) todo se irá al garete. O quién sabe, quizás se podría ver una nueva ola de fe islámica cruzando el estrecho. Allahu Akbar.
Quién sabe qué puede pasar de aquí en adelante, pero esto pinta bien. Sí se puede.
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