Los cruzados entran en Constantinopla, ante el temor de la población.
Las noticias que nos llegan desde la capital del Imperio Bizantino no dejan de sorprendernos. Y es que lo que se prometía en 1198 como un nuevo intento de tomar Tierra Santa, ha degenerado en 1204 en la toma y el saqueo de la ciudad por parte de los cruzados.
Como siempre, los más débiles se han convertido en objetivo de todas las iras de la población local. Los mercaderes latinos – es decir, italianos – asentados en la ciudad desde tiempos inmemoriales, son acusados por sus vecinos de haber propiciado la toma de la ciudad y la ruina de la misma.
Francesco es un mercader de origen veneciano y es uno de los refugiados que han huido de la ciudad. Nos lo relata en primera persona: “Los griegos comenzaron saqueando nuestro barrio, nuestras casas y nuestros comercios, para a continuación declararnos la guerra durante toda una semana. Muchos han muerto. No nos quedó más remedio que huir con nuestras familias para evitar ser masacrados por completo”
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