Campesinos alemanes trabajan en las nuevas tierras cedidas por los nobles para su cultivo y repoblación.
Ha pasado poco tiempo desde el amanecer. Las campanas de la iglesia anuncian la primera de las horas menores según el padre san Benito, pero ya decenas de familias están agrupadas en el portón de la ciudad esperando para partir esperanzados hacia un futuro todavía incierto. Como ellos, otras familias han partido ya hacia las nuevas tierras que los nobles de la región han cedido para su cultivo y su repoblación.
La población crece con inusitada rapidez y, a día de hoy, las murallas más que defender impiden el avance natural de los habitantes. Por ello, los nobles con posesiones en los vastos campos del Señor, han permitido que, a cambio de una contribución, familias de campesinos creen nuevos centros urbanos y que se ocupen de trabajar las tierras para sacarles el mayor beneficio posible. Para ello, los señores concederán libertades y derechos jurídicos a través de cartas puebla a los habitantes de estos nuevos núcleos de población, incentivando la marcha y la participación de todos aquellos que deseen empezar una nueva vida.
Muchos serán los peligros que deberán afrontar al principio, y muchas familias son conscientes de que su vida estará en manos de Dios. Pero, ¿quién no querría tener las riendas de su vida, aunque sólo fuera momentáneamente?
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